Seguramente éste no es un cumpleaños más de la escuela. Este primero de Julio de 2008 nos encuentra reunidos por más de un motivo, todos alegres, que nos permiten sentir que estamos juntos porque nos gusta estar juntos.
Hagamos una lista:
- La escuela cumple 88 años
- Anita Di Mássimo también cumple años y no son 88
- Y especialmente, y por eso estoy aquí leyendo estas palabras, agasajamos a cuatro compañeras que están disfrutando enormemente el tener el día entero a su disposición para planear, para elegir, para decidir y para hacer…y se les nota.
Hasta hace varios años atrás, jubilarse era “pasar a retiro en la vida”, sentarse en la mecedora a tejer, mirar telenovelas y hacer tortas para la hora del té. Por ahí ahora también se pueden hacer todas esas cosas, pero también se pueden aprender cosas nuevas, viajar sin esperar a los feriados, hacer gimnasia, descansar, visitar a los amigos que se tenían relegados, y un millón de asignaturas pendientes por la falta de tiempo y el deber hacer de las responsabilidades cotidianas. Ya no hay que planificar objetivos escolares sino objetivos propios, no hay que corregir evaluaciones sino por ahí las tareas de nuestra clase de Italiano o de computación, no hay que levantarse temprano sin ganas sino poner el reloj porque queremos pescar el primer sol del verano.
Y la verdad chicas, que se lo merecen. Han recorrido muchas veces cada uno de estos pasillos, algunas veces contentas, otras presionadas por la tarea, con frío, calor, resfríos o cansancio. No sé si han recibido todos los mimos que necesitaban cada día, porque la vorágine diaria a veces no nos permite mirar los ojos del otro que nos están pidiendo un abrazo o un oído. Pero quiero pensar que haciendo un balance general (y me estoy metiendo en el área de Ana María) el saldo final resulta positivo, que se llevan en la cuenta del corazón tanto o más de lo que depositaron en esta escuela en tantos años.
Puedo decir que he tenido el privilegio de compartir muchos recreos con Uds., que hemos estado juntas en muchísimas buenas y algunas malas, que hemos acordado y a veces disentido y que todo eso hizo que hoy podamos darnos un abrazo afectuoso no de despedida sino de invitación al reencuentro permanente.
Quiero compartir con Uds. una frase de Kierkegaard que resume mis mejores deseos para esta etapa que han comenzado:
“La vida sólo puede ser comprendida mirando para atrás mas sólo puede ser vivida mirando para adelante”
Es por todo esto que finalizo estas palabras con un: A disfrutar mucho, las esperamos para que nos cuenten cómo se transita el camino porque nosotros también queremos llegar a allí.
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