Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡La paz este con ustedes!” Luego dijo a Tomas: “Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe”. Tomas respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús dijo: “Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”.
Juan 20, 26b-29
Con los deseos de una bendita Pascua de Resurrección
Roberto O. Stein
Director General
Instituto Evangélico Americano
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